Flashback

Foto: Cortesía

Desués de un largo día, la melancolía y la frustración invadían su cuerpo, su mente y su alma. Se sentía desolada y sólo podía preguntarse sí realmente aquella decisión había sido la correcta en su vida.

Su mente trazaba pequeños flashback como sí estuviera viendo desde afuera sus recuerdos en cámara lenta, repasando cada detalle. Un año tras otro, mirando fotos de ella, únicamente de ella y viendo su evolución en el tiempo. Sus colores y cortes de cabello, sus uñas pintadas al estilo francesa o de negro con esmalte permanente, su cara maquillada o su sonrisa. Ella sólo pensaba: antes me arreglaba más, tenía los dientes más blancos, mi sonrisa era diferente, pero a ciencia cierta lo que realmente se preguntaba era sí en esos momentos ella era más feliz que ahora.

Con tantos huracanes en el mundo, devastaciones, niños pasan hambre, ella no podía sentir consuelo alguno, sólo sentía pena por ella misma. ¿Qué hubiese sido de haber tomado un rumbo distinto? ¿Dónde estaría en este momento? ¿Qué estaría haciendo en un día como hoy pero en un escenario distinto? ¿Seguiría siendo la misma? y al pensar en todo eso se sentía egoísta por no aceptar su realidad y ver que también era feliz.

Sin embargo no podía apagar sus lagrimas porque sabía que era merecedor de más, de más logros y de un buen vivir, de sentir paz en vez de preocupaciones tan simples para los ojos del mundo, pero que en un país tercermundista son complicadas de solucionar.

¿Será cierto que el destino ya está predeterminado o el destino se mueve como las olas del mar en base a las decisiones que tomes día a día? No lo sabía, pero tenía curiosidad. Ya no quería seguir mirando atrás, porque aunque tenía recuerdos preciosos le dolían, se extrañaba a ella misma, a esa seguridad de comerse al mundo como si no iba a tener la oportunidad de despertar mañana. Y así sin más, sólo tenía el hoy y el futuro. Cómo se vería dentro de cuatro años cuando estaría cumpliendo treinta años.

Y aunque no tuvo más remedio, se seco las lagrimas y esbozó una sonrisa triunfadora, que aunque por mucho que le dolía en el fondo sabía que no era de mentira, ya no quería más melancolía, sólo sabría que su siguiente decisión debía hacerla totalmente feliz: Irse o quedarse.

Ella y su superpoder de convertir los ovarios en un par de cojones.

David sant
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